Por cierto cada uno ha notado cómo se comporta una mujer interesada en un hombre. Ella endereza suavemente su pelo, se ríe, levanta un poco su mentón y lo mira de una manera muy especial. Todas estas señales son los elementos de un juego de amor. Las personas pueden hablar entre sí sobre qualquier cosa, pero su comunicación no verbal parece ser más importante.
De costumbre las señales no verbales masculinas son mucho más sencillas que las de mujeres porque a los hombres este tipo de mensajes les parece menos eficaz. Siendo más agresivos y dominantes genéticamente, los machos a penas van a descifrar estas señales con paciencia y cuidado. Por lo tanto, los gestos propios de los hombres son bastante fáciles de reconocer. Si uno comienza a arreglar su ropa o sus cabellos, haciendo movimientos específicos, esto es una clara señal de que esta mujer le interesa. Las manos fijadas en el cinturón – ya se trata de una señal inconsciente de carácter sexual, púes en este caso parece que quiera mostrar a la mujer a qué ella debe prestar su atención. Otro gesto similar – las manos en los bolsillos del pantalón. Si un hombre hace algo parecido en presencia de una mujer, ella puede estar segura de que le gusta.
Las mujeres utilizan los gestos mucho más sutiles para atraer la atención masculina. Por ejemplo, para demostrar que están interesadas en una persona, las mujeres le miran a los ojos o se inclinan ligeramente hacia su interlocutor lo que simboliza su deseo de acercarse. Al mismo tiempo las piernas o los brazos cruzados significan que la mujer no deja al hombre acercarse demasiado.
Existen también gestos seductores – toques y todo lo que se refiere a los movimientos de labios, nariz y pecho. Cuando una persona se excita, sus pupilas se dilatan y la respiración se vuelve rápida. Entonces se puede entender enseguida que está emocionada por la presencia de un representante hermoso del sexo opuesto.
A pesar de una gran importancia de las señales no verbales, no merece la pena utilizarlas todas juntas en una breve conversación. Cada gesto y movimiento necesita su tiempo y lugar adecuados para aprovechar el lenguaje corporal con éxito.
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